EL TEXTO DE MARIANA LA LIBRETA MORADA PARA CATALINA GRAPHIC:
Catalina dibuja a mano, luego escanea y, finalmente, le da color de manera digital. Siempre empieza sobre una hoja en blanco. Suavecita y ojalá delgada, para que hasta el detalle más pequeño lo registre el escáner. Cada lunar, cada pliegue, cada trazo. Todo, porque su identidad habla obras de arte hechas a lápiz, aunque su portafolio es tan versátil que incluye muchas otras técnicas.
Amante de la moda, disciplinada, extremadamente puntual. Catalina estudió Diseño Gráfico, trabajó muchos años en una importante empresa textil del país y luego viajó a Nueva York a especializarse en ilustración. Allí se puso a prueba y reafirmó su talento, aprendió de grandes artistas y regresó para seguir dándole vida a una realidad a través de su mirada.
Una mirada que estéticamente enamora a primera vista. Femenina, delicada, limpia, con un manejo del color impecable en el que sobresalen los tonos pastel. Una mirada con una línea gráfica muy definida, muy propia. Una mirada que sigue en evolución, porque está convencida de que se crece haciendo, experimentando, equivocándose, acertando.
La magia, para ella, es hacer que las cosas sean bonitas, por eso siempre piensa en imágenes, en términos de luz, brillo, sombra, contraste, tipografía, color. Y así, todo lo que pasa por sus manos se transforma. Porque al final, eso es lo que Catalina disfruta de la ilustración, del diseño: que libera, inspira y conecta directamente con la belleza.
Desde pequeña encontró en el dibujo la mejor forma de concentrarse, de contar historias sin proponérselo. Las de los viajes, las de su cotidianidad, las de muchas firmas de moda, las de parejas que la buscan para confiarle la papelería de su matrimonio.
Desde las invitaciones y los marcadores de las mesas, hasta ese libro de recuerdos para regalar en una fecha especial. Clientes que llegan a ella porque se sienten identificados con su estética, con la sensibilidad de una mujer que cree en el amor. Amor por su familia, su pareja, sus amigas, su profesión.
Si tuviéramos letras en vez de bocetos, una palabra corta definiría a Catalina. Orden. Otros dirían, entre risas y admiración, obsesivo compulsiva. Ella lo sabe y se siente orgullosa, porque al final su trabajo es un reflejo de su personalidad. Sentada en su oficina, donde cada cosa está milimétricamente en su lugar, todo está dispuesto para empezar un nuevo proyecto. Dos computadores, uno para trabajar, otro para ver Netflix. Su impresora, su tableta, sus colores, su corcho, su casa, su espacio, sus papás y su perro Leo, por Leonardo DiCaprio, acostado en el tapete tomando el sol. No hace falta nada para que la creatividad fluya. Solo eso, un lápiz y un bloc de papeles en blanco.
Si no fueras diseñadora serías: arquitecta.
Un talento que te gustaría tener: cantar.
Una palabra que tengas como muletilla: pues. 
A qué lugar siempre volverías: Hana, en Hawái.
Admiras el trabajo de: Anna Bond. 
Encuentras inspiración en: revistas de moda.
Back to Top